Bolonia es una pequeñísima aldéa de la Costa del la Luz con unas magníficas playas prácticamente vírgenes de varios kilómetros de longitud y una anchura media de unos 70 metros.

Se encuentra a mitad de camino entre Zahara de los Atunes y Tarifa, formando parte de este término municipal. Es considerada una de los útimos territorios vírgenes del sur de la península Ibérica. La escasa ocupación humana de la zona circundante ha propiciado la conservación de esta zona a diferencia de otras cercanas.

La duna de Bolonia

Hacia el norte de la playa (a la derecha) se encuentra la duna de Bolonia, monumento natural declarado en 2001 y de gran importancia ecológica.

El sistema dunar de Bolonia es tremendamente móvil e impide de forma natural el establecimiento de especies vegetales salvo el barrón (ammophila arenaria), especie adaptada al enterramiento que ayuda al mantenimiento de la duna. Las zonas más internas de las dunas se encuentran pobladas por pino piñonero procedente de repoblaciones con un sotobosuqe de sabinas, lentiscos y enebro marítimo. El continuo avance de la duna provoca la muerte por sepultamiento de los pinares presentes, sin embargo este avance es natural y la actuales medidas conservacionistas aconsejan que no se impida.

La ruína romana de Baelo Claudia

Además como hecho curioso e interesante, junto a la playa se encuentran las ruinas de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia, fundada en el II siglo antes de Cristo.

Fue una ciudad "industrial" dedicada principalmente a la pesca de atún y su posterior elaboración, para después ser distribuido por todo el imperio romano. Llegó a su máximo esplendor hacia el II siglo después de Cristo. Las ruínas fueron excavadas durante los años 70 y se encuentran en un estado de conservación excelente. Fue desde aquí que cinco siglos más tarde, en 711, los Moros emprendieron sus invasiones de la península Iberica, por su cercanía al continente africano.